Juan María Roqué Alsina nació en Buenos Aires el 25 de julio de 1897 en el seno de una tradicional familia argentina. Tras la temprana muerte de sus padres, fue criado junto a sus tres hermanos por su abuela materna Laurentina Ortiz de Ocampo, una mujer de fuerte personalidad, gran cultura y religiosidad, vinculada a las jerarquías católicas y los círculos de poder de la época.
Interesado desde muy joven por la historia y la política y con excelente dominio del francés y el inglés, Juan María Roqué Alsina seguía las noticias que llegaban desde Europa sobre el desarrollo de la guerra y publicó algunos artículos en el Buenos Aires Herald.
A los 18 años, Juan María viajó a Europa y -en marzo de 1915- se enlistó como voluntario en el ejército belga. Fue formado en el Centro de Instrucción-Parigné l'Evêque, al sureste de Le Mans en Francia y el 21 de abril de 1917 llegó a la 3ª Compañía del 1er Batallón del 18º Regimiento de Línea, que estaba estacionado en Leisele y fue destinado al sector de Boezinge.
En la noche del 18 de junio de 1917 Juan María se encontraba prestando servicio en las trincheras de las inmediaciones del molino de Lizerne (Zuidschote) cuando él y sus compañeros fueron alcanzados por una metralla. Mortalmente herido fue trasladado al Hospital Militar de Clep Hoogstade donde murió al día siguiente.
El soldado Roqué recibió cristiana sepultura en el cementerio militar belga de Westvleteren y fue reconocido con varias condecoraciones a título póstumo, entre ellas, la Cruz de Caballero de la Orden de Leopoldo II y la Cruz de Guerra.
El pasado lunes 19 de junio se conmemoraron los 100 años de su muerte y el país por el que dio su vida lo reconoció nuevamente organizando una ceremonia conmemorativa en el cementerio militar donde descansan sus restos. El acto estuvo presidido por el gobernador de Flandes Occidental, Carl Decaluwé y el alcalde de Vleteren, Stephan Mourisse.
A los pies la tumba de Juan María, el Embajador Grinspun pronunció unas palabras alusivas, recordando los fuertes lazos que históricamente unen a nuestro país con Europa y la valentía de este joven argentino que dio su vida por la defensa de los principios y valores compartidos que estaban en riesgo en aquel entonces.
En nombre de la Argentina, el Embajador presentó también una ofrenda floral en la tumba del soldado mientras que dos salvas, las estrofas del Himno Nacional y un minuto de silencio cerraron el homenaje.
La jornada concluyó con la inauguración de la exposición “Remember us: Primera Guerra Mundial en Vleteren y alrededores” en la cercana y simbólica Iglesia de San Martín, donde la historia del -quizá único- joven argentino que luchó en el ejército belga en la Gran Guerra es recordada.